Efectos de la OC en la provisión de aborto

El ejercicio de la OC puede agravar la falta de acceso a servicios de aborto al reducir aún más el grupo de proveedores. Incluso los médicos proelección pueden negarse o ser incapaces de proveer servicios de aborto por una variedad de otras razones además de la OC, la mayoría de las cuales son exclusivas del aborto debido a su naturaleza politizada.

El estigma y los conceptos erróneos en torno al aborto convierten a la OC en una solución atractiva para los proveedores de atención médica individuales (reforzando irónicamente esas actitudes y creencias negativas). Permitir la OC también fomenta negativas oportunistas – los médicos que son ambivalentes acerca del aborto pueden comenzar a acogerse a la OC cuando se les presenta esa opción, lo que hace muy difícil detener su crecimiento (Millward, 2010). La negativa a practicar o asistir en el aborto a menudo no se relaciona con creencias personales. La mayoría de los médicos proelección que deberían o podrían realizar abortos (obstetras / ginecólogos y médicos generalistas) nunca los hacen, a menudo porque temen que su reputación o su vida se vean afectados debido al estigma social. En América del Norte, la atmósfera de miedo e intimidación creada por los extremistas antiabortistas ha agravado la escasez de proveedores. La bien divulgada violencia contra los proveedores da a los doctores una amplia razón para negarse a practicar abortos, independientemente de sus creencias personales.

Los médicos que invocan la OC para no realizar abortos pueden beneficiarse profesionalmente al pasar más tiempo proporcionando tratamientos de mayor «reputación» o de estatus más alto en comparación con sus colegas que ofrecen abortos. Como resultado, pueden escapar del estigma y impulsar sus carreras, reputaciones y salarios.

Los médicos que, sin embargo, quieren proporcionar servicios de aborto pueden verse afectados por impedimientos impuestos por su centro de salud o empleador por una variedad de razones, o por la falta de apoyo de sus contactos sociales o profesionales (Joffe, 2009). Los médicos citan obstáculos tales como un clima antiabortista en su lugar de trabajo y generalizadas «políticas anti-aborto» que existen en muchos hospitales y clínicas privadas (Coletti, 2011), que pueden amenazar a los profesionales de la salud con el despido inmediato si proporcionan cualquier tratamiento prohibido. Además, muchos médicos son simplemente incapaces de encontrar trabajo o formación en un ambiente donde el aborto es legalmente restringido y estigmatizado.

La falta de formación y experiencia es una razón común para no hacer abortos, a pesar de que el aborto temprano es un procedimiento simple y los médicos rutinariamente tratar el aborto con las mismas técnicas que para el aborto quirúrgico. En general, sin embargo, el entrenamiento específico en técnicas comunes de aborto, como la succión, es a menudo inadecuado o inexistente, incluso en muchos países occidentales (Koyama y Williams, 2005).

Cuando el acceso al aborto es reducido, restringido y estigmatizado de muchas maneras, permitir cualquier grado de OC agrava la abrogación ya seria de los derechos de los pacientes y la ética médica.

Fuente: Fiala C, Arthur JH. ‘‘Dishonourable disobedience’’ (“Inmoral desobeciencia”) – Por qué negarse a proporcionar tratamiento en salud reproductiva no es objeción de conciencia. Mujer – Psychosom Gynaecol Obstet (2014),http://dx.doi.org/10.1016/j.woman.2014.03.001