Susan (1995) – Estados Unidos
Mujer embarazada con riesgo de sangrado fatal fue rechazada por una enfermera religiosa
En 1995, Susan Johnson (seudónimo) llegó a las urgencias de un hospital de Nueva Jersey con dieciocho semanas de embarazo, parada en un charco de sangre. La ecografía reveló que sufría de una placenta previa completa, una condición que podría ser fatal tanto para Johnson como para su feto. Los médicos creían que ella tenía un alto riesgo de sufrir un episodio de sangrado severo y posiblemente mortal, ya que ya había tenido dos episodios de sangrado en las últimas 48 horas. El médico solicitó una cesárea de emergencia.
Se le pidió a la enfermera de servicio, Yvonne Shelton, que ayudara en el procedimiento, pero ella se negó, citando su fe que le impedía «participar» directa o indirectamente en terminar una vida «. Pero los recortes de personal habían dejado un número limitado de enfermeras disponibles para intervenir, y el rechazo de Shelton retrasó la cirugía durante treinta minutos peligrosos, poniendo en peligro la salud y la vida de Johnson.
Esta no era la primera vez que Shelton se negaba a ayudar en un procedimiento obstétrico de emergencia. En octubre de 1994, una mujer embarazada, Trisha Williams (seudónimo), había llegado al hospital con una membrana rota, una condición que el hospital consideraba potencialmente mortal. En un esfuerzo por salvar a Williams y su feto, el médico tratante decidió inducir el parto. Temiendo que el feto no sobreviviría al parto, Shelton alegó objeción religiosa y se negó a cumplir con sus deberes como enfermera. En el momento de este incidente, había suficientes enfermeras asignadas al turno de Shelton para permitir que el hospital aceptara la negativa de Shelton, pero ese no era el caso de Susan Johnson. Aunque el hospital posteriormente trató de acomodar las creencias religiosas de Shelton ofreciendo una transferencia a otro puesto de enfermería, ella se negó y el hospital la despidió. Shelton luego demandó al hospital, pero el tribunal falló en su contra, y sostuvo que el hospital había hecho esfuerzos razonables para acomodar sus creencias religiosas mientras cumpliera con su deber de «proporcionar tratamiento en caso de emergencia».
Lea el artículo completo: Rechazos religiosos y derechos reproductivos, Proyecto de libertad reproductiva de la ACLU, 2002, pág. 16